Este convento-monasterio esta compuesta por la iglesia, el claustro, el huerto y el antiguo convento seráfico. En su interior se encuentra un claustro del siglo XVII con una doble altura, el piso inferior esta abierto con arcos de medio punto, mientras que en la parte superior aparecen arcos carpaneles.

En el siglo XVI se levanta en este lugar una pequeña ermita dedicada a San Esteban protomártir y en las transformaciones que tuvieron lugar en el siglo XVIII se dota a la nueva iglesia de una fachada, pero no será hasta 20 años después de terminar la iglesia cuando se recaudan nuevos fondos y se construye la fachada que ni si quiera se terminó quedando si realizar el otro cuerpo de campanas de la derecha.

La fachada fue transformada a mediados del siglo XX aunque mantiene la estructura primaria.

La puerta de acceso tiene dos pequeñas ventanas que se abrieron con la llegada de la Virgen para que los fieles pudieran ver desde la calle la imagen. En la parte superior se abre la ventana del coro con una gran rejería, en la parte superior una venera con la imagen de la Virgen. La fachada concluye con una cubierta a dos aguas y en el centro una cruz símbolo  de la cristiandad.  

A mediados del siglo XVI se lleva a cabo en España un gran número de fundaciones de conventos de todas las órdenes religiosas. Los franciscanos fueron los más activos en esta iniciativa. Fue en este pueblo, Cehegin donde a unos 400 pasos según las crónicas se situaba el convento de los franciscanos rodeado de campos y sierras.

Para la construcción se aprovecho la ermita dedicada a San Esteban protomártir, una construcción de pequeñas dimensiones, de una sola nave y con estructura sencilla y una decoración  mudejar muy del gusto de la época.

Una vez bien asentada la comunidad a finales del siglo XVI se restaurara la iglesia hasta hacerla irreconocible, se levanta de nuevo la cabecera de la mano de Gines de Gea que dirigía por entonces la Iglesia Mayor de Santa Maria Magdalena. La mayor transformación se llevo a cabo al pasar de una iglesia de nave única a una iglesia con sendas hileras de capillas.

A finales del siglo XVI y principios del XVII se producen dos grandes acontecimientos que cambian el rumbo de este convento, el primero el paso de una vida recoleta a la observancia y en segundo lugar la creación del Colegio Seminario de Misioneros Apostólicos. A la renovación dieciochesca que da lugar al actual convento también hay que resaltar la llegada de la imagen de la Virgen de las Maravillas que cambio el rumbo del convento y del pueblo en general.

En cuanto a la decoración destaca el mas gusto estilo barroco donde la yesería se adueña del espacio con formas caprichosas de corva y contracurva.

A mediados del siglo XVIII concretamente en 1755 se realizó una ampliación en el lado izquierdo del crucero, dando lugar a la capilla de San José cuyos costes fueron llevados a cabo por la Venerable Orden Tercera y don Alonso José Carreño.

Situado en el presbiterio en el altar mayor destaca el retablo de estilo churrigueresco. Su estructura viene marcada por tres calles articuladas por  columnas salomónicas y tres cuerpos el superior cerrado en arco desde donde arranca la bóveda.

Las cuatro columnas salomónicas hacen dar movimiento al retablo, las columnas del primer cuerpo están decoradas por hojarascas carnosas y tallos, en los extremos la ornamentación se basa en motivos vegetales con flores y pájaros que tienen frutos en sus picos.

En la parte mas alta se sitúa la imagen de San Esteban protomartir.

A ambos lados del retablo aparecen la dos lienzos de Santo Domingo y la San Francisco.

Las tres pinturas forman un lenguaje iconográfico bastante sencillo, en la parte superior San Esteban a quien se le atribuye la primera ermita, San Francisco y Santo Domingo fundadores de las ordenes mendicantes y hermanados todos ellos alrededor de la Patrona del pueblo la Virgen de las Maravillas.